Hay personas que tienen las orejas más grandes y separadas de la cabeza, de lo que normalmente deberían estar, algo que no les deja sentirse del todo bien y que puede incluso generar cuadros de depresión o baja autoestima. Por suerte para quienes tienen esa condición, existe la otoplastia, como solución fácil y segura para corregirlo.
La cirugía estética es una solución muy eficaz para resolver alguna imperfección o mejorar la apariencia, pero también es una manera efectiva, en algunos casos, de rescatar la autoestima perdida cuando alguien no se siente bien con alguna parte de su cuerpo.
Las orejas grandes distanciadas más de lo normal de la cabeza, es una condición que se presenta en algunas personas y que puede llegar a generar cierta incomodidad, principalmente en los más jóvenes que, con frecuencia, son objeto de bullying, con todas las complicaciones psicológicas que esto puede acarrear.
Este trastorno es exclusivamente de origen congénito, por lo que si en la familia existen personas con orejas grandes y explanadas, lo más seguro es que ese rasgo se siga transmitiendo de generación en generación.
No es cierto que los defectos en las orejas se adquieran con el tiempo o por efecto del uso de las mascarillas tan usadas actualmente por el coronavirus. Se cree erróneamente que esto origina tener orejas de soplillo y realmente no es así.
Este defecto de nacimiento tiene una fácil y muy efectiva solución, la operación de otoplastia, o cirugía de orejas, la cual se realiza en centros clínicos especializados en cirugía estética. Esta intervención quirúrgica consiste en una incisión que se hace en la parte posterior de la oreja, donde se hace el pliegue natural de la unión con la cabeza, por donde se accede al cartílago auricular para cortarlo y moldearlo, hasta darle la forma ideal. Finalmente se sutura y queda de manera permanente con su nuevo tamaño y orientación.
Aproximadamente el 5% de la población tiene las orejas deformadas, según la Sociedad Española de Cirugía Plástica Reparadora y Estética (SECPRE), de lo que un 37% se ha planteado operarlas en algún momento, pero tan sólo el 8% de esa cifra tiene la verdadera intención de someterse a una cirugía reconstructiva.
Aparentemente, el miedo a la operación y a sus efectos secundarios, es la principal causa para no llevarla a cabo, sin saber que no hay consecuencias graves, apenas los efectos normales de cualquier intervención sencilla.
Positivos efectos psicológicos de la otoplastia
El problema de tener unas orejas grandes y separadas se afronta principalmente en la edad escolar, cuando los niños comienzan a tener conciencia de que las tienen un poco diferentes a las del resto de sus compañeros.
El estrés generado a esa edad por las burlas y malos momentos puede, incluso, llevarse durante años y afectar a las víctimas hasta en la edad adulta, hasta tal punto de desarrollar en ellos algunos traumas psicológicos que pueden afectar a su sano desarrollo emocional.
Y en las mujeres es peor, por cuanto sobre ellas recaen diversos arquetipos y presiones sociales que ejercen mayor presión. Algunas tienen que inventar peinados, usar constantemente sombreros o taparse de alguna manera sus orejas, para sentirse más seguras.
Por suerte, la reducción o remodelación de las orejas, no sólo ofrece beneficios estéticos y físicos al paciente, sino también emocionales y un refuerzo para su autoestima.
Esta intervención quirúrgica se puede realizar desde el mismo momento en el que el cartílago de la oreja ha alcanzado su máximo desarrollo, eso es más o menos, a los siete años. Por lo tanto, un niño con esa anomalía puede ser intervenido a temprana edad, y así ahorrarse el sufrimiento y las posibles afectaciones psicológicas que tal condición le pueda generar durante el transcurso de su vida.
La otoplastia es una práctica solución a ese problema que favorece una estética más equilibrada del rostro y estimula una autoestima más alta y una mejor estabilidad emocional.
Las mascarillas no producen orejas de soplillo
En estos tiempos de pandemia y de uso obligatorio de equipos personales de seguridad sanitaria, surgen mitos que muchos creen, como por ejemplo que se forman orejas de soplillo por la mascarilla. Aunque suene absurdo, se ha dicho que las tiras sujetas a las orejas pueden deformar las mismas y dejarlas en esa posición.
Se les llaman orejas de soplillo por el parecido que tienen con un utensilio que lleva ese nombre. Es una manera coloquial y cómica de llamarlas.
Lo cierto es que por mucho tiempo que se utilicen las mascarillas nunca van a hacer que las orejas se deformen y tengan una forma distinta a la que tienen o se separen de la distancia original que mantienen con la cabeza.
Lo que sí es verdad, es que mientras se tiene una mascarilla puesta, sus gomas estiran las orejas hacia adelante, haciendo que se vean más grandes y separadas del cráneo. Pero, por supuesto, apenas se quite el protector, las mismas regresarán a su posición normal.
Una vez confirmado eso, no habrá que dejar de usar la mascarilla, además de que es algo contraproducente en estos momentos. Hay que continuar cuidándose mientras la pandemia por el coronavirus esté vigente, nada vale más que la salud.
Beneficios de la otoplastia
La otoplastia es la solución más efectiva para corregir las llamadas orejas de soplillo por diversas razones físicas: mejora estética de orejas y rostro, mejor armonía de la cara y un mejor semblante.
Pero los beneficios más significativos tal vez estén a nivel emocional: recuperación de la autoestima, más confianza al lucir el rostro totalmente descubierto, sin sombreros ni nada que tape las orejas, y mayor seguridad y actitud frente a la vida.
En definitiva, esta operación tiene una importante influencia para quien la lleva a cabo, y más aún cuando se aplica en niños.
Si tienes orejas grandes y algo separadas de la cabeza no lo pienses más, acércate a los centros especializados en otoplastia para llevar a cabo esta operación. Seguro que saldrás de la misma, mucho más feliz.